MICROLAPALMA Internet La censura en Internet lleva a los rusos a las calles

La censura en Internet lleva a los rusos a las calles



Reunir entre 10.000 y 15.000 personas en un país como Rusia donde las libertades están amenazadas y la disidencia suele traer consecuencias nefastas para los contrarios al poder establecido, es un éxito colosal.
Y eso no lo han logrado militantes y simpatizantes de los partidos de oposición ruso, sino usuarios de internet que se sienten amenazados antes los planes gubernamentales de crear una red digital rusa aislada del resto del mundo, con el pretexto de combatir los ataques de ciberdelincuentes y de potencias extranjeras.

¿En qué consiste la nueva ley rusa respecto a internet?

Presentado en el parlamento ruso en diciembre de 2018 y aprobado provisionalmente hace pocos días, el proyecto de ley pretende dotar al país de una infraestructura digital autónoma frente al resto del mundo, y así prevenir potenciales ataques de países extranjeros, de manera que el internet ruso funcionaría como una especie de isla digital autosuficiente.
Con ello se garantizaría que todo el tráfico web se dirija hacia sistemas internos del país.
La agencia rusa responsable de las comunicaciones, Roskomnadzor, lograría nuevos poderes para controlar y censurar medios prohibidos en internet.
Según los responsables de la ley, Rusia actúa en legítima defensa ante la nueva estrategia cibernética de los norteamericanos.
Algunos expertos consideran que este aislamiento digital no funcionará del todo, ya que la mayoría de los portales depende de múltiples servidores diseminados por todo el planeta, como el servidor en la nube de Amazon Web Services, el sofware de seguimiento de Google y los algoritmos que permiten el funcionamiento de las redes sociales como Facebook.

Numerosas protestas por todo el país

La propuesta de los parlamentarios rusos de aprobar una red para aislar digitalmente a Rusia del resto del mundo está provocando las protestas y la indignación de muchos ciudadanos de ese país.
Bajo consignas como “manos fuera de internet” o “no al aislamiento, dejen de quebrar el internet ruso”, miles de moscovitas salieron a las calles para mostrar a las autoridades su descontento y su desconfianza ante los planes legislativos de crear una especie de cortina de hierro siguiendo el modelo de el gran cortafuegos chino, que filtra y entorpece el tráfico libre por la red hacia páginas que las autoridades chinas consideran tóxicas para su régimen.

Qué dice el Kremlin al respecto

Ante las protestas surgidas en Rusia, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, se ha esforzado en tratar de convencer a la opinión pública de su país que las autoridades rusas no apoyan la idea de suspender o limitar el uso de internet.
“Los manifestantes, por algunas razones, no tienen miedo de que alguien, de la otra parte del océano, presione el botón y apague internet, algo que justamente deberían temer, mientras las acciones de los legisladores y de las autoridades de nuestro país van dirigidas a proteger a nuestros ciudadanos de similares apagones”.
Esta es la explicación del portavoz ruso Peskov ante las protestas de los manifestantes que salieron a las calles el pasado 10 de marzo en Moscú.

El Gran cortafuegos de China, un peligroso precedente

Desde el año 2003, el Ministerio de Seguridad Pública de la República Popular de China estableció el Great Firewall o Gran Cortafuegos que busca tener vigilados y censurados a los habitantes del país.
El nombre oficial del sistema recibe el título de Proyecto Escudo Dorado, y se remonta a los comienzos de internet cuando apenas cuatro millones de chinos disponían de acceso a la red.
El propósito del gran cortafuegos no era otro que asfixiar a la disidencia política y preservar a la sociedad china de los vicios del mundo exterior. Además de bloquear contenidos pornográficos, las prohibiciones llegan a cualquier web relacionada con sitios de ventas de armas o de portales religiosos, entre otros muchos contenidos vetados.
A través de cortafuegos y servidores proxy, el sistema filtra los contenidos limitando los resultados de búsqueda y denegando la conexión a páginas que fomentan lo que las autoridades chinas llaman cultura maligna.

¿Qué sucedería si nos quedásemos sin internet?

Internet, tal y como lo conocemos hoy, tiene una historia de no más de treinta años. El uso comercial, cultural, de interrelación social entre las personas, la oferta de entretenimiento, la multiplicación y simplificación de la burocracia a través de procedimientos digitales, se han extendido tanto que parece que si esta herramienta desapareciese de la noche a la mañana el mundo entraría en pánico.
En 1995 apenas el 1% de la población mundial tenía acceso a internet. Al día de hoy, el número de personas conectadas a la red supera los 3.500 millones.
El profesor Hancok, de la Universidad norteamericana de Stanford retó a sus alumnos haber si eran capaces de estar 48 horas alejados de la red.
La revuelta de los alumnos fue tal que el profesor canceló la tarea. Para los estudiantes, ese apagón digital, aunque fuera muy breve, arruinaría sus vidas sociales y sería una fuente de preocupación y angustia entre sus familiares y amigos al no tener noticias de ellos.
Y, sin embargo, tal como ha pasado en Venezuela en las últimas semanas, la posibilidad de que internet deje de funcionar, es algo posible.
Ciberataques por parte de hackers sin escrúpulos, el sabotaje de centrales de datos que permiten el tráfico de información entre continentes, tormentas solares que puedan destruir satélites y sistemas informáticos, son algunos de los sucesos que podrían ocasionar la quiebra de Internet, aunque fuera por un tiempo.
Los efectos que tendría estar sin internet tendrían su impacto en la economía, sobre todo en las pequeñas empresas y los obreros que viven en el sector servicio que dejarían de tener disponibles sus fuentes de contratación.
Pero quizá las mayores consecuencias entre la población serían sus efectos psicológicos. Algunas personas explican que se sienten desamparados y desnudos cuando no pueden acceder a sus dispositivos inteligentes. Otros hablan de que sufren síndrome de abstinencia digital y ansiedad por no estar conectado.

Venezuela, 24 horas sin internet

Los apagones suelen arrastrar consigo consecuencias como el pillaje, el vandalismo y los desórdenes públicos. Ya ocurrió en ciudades como Nueva York en varias ocasiones, sobre todo con su famoso apagón de 1977.
Al igual que Venezuela, la ciudad de los rascacielos estaba sumida a una profunda crisis económica y, además, la población neoyorquina vivía atemorizada ante los crímenes del Hijo de Sam, un psicópata asesino en serie que estaba sembrando de cadáveres las calles de Nueva York.
El apagón que sufrió Venezuela a comienzos de marzo debido a un colapso energético dejó al país incomunicado y sin acceso al suministro de agua, los escasos alimentos se descompusieron y los niños dejaron de ir a clase.
En una población que sufre una crisis económica tan severa y un país que encabeza el escalofriante liderazgo de estar a la cabeza de las naciones más peligrosas del mundo, que internet dejara de prestar servicio constituyó una nueva causa de alarma entre la población de emigrantes y exiliados que, desde el exterior, trataban de comunicarse con sus familiares para saber que estaban bien.