MICROLAPALMA Curiosidades Maya Angelou, de la prostitución a la poesía

Maya Angelou, de la prostitución a la poesía



Hay una obsesión en esta etapa de nuestra historia por ser diferentes al resto. Por aprovechar cada segundo de la vida como si fuera el último y hacer que cada día sea diferente, único, inolvidable. Una paradoja que se demuestra imposible en el mismo instante en el que lo intentamos de verdad. Incluso para las vidas más aventureras, los días siempre terminan siendo parecidos. La vida es corta y hay que aprovecharla, pero cada año tiene 365 días. Eso significa que, de media, vamos a vivir en torno a 30.000 días a lo largo de nuestra existencia. Es imposible que al final esas jornadas no terminen pareciéndose, y de hecho, es casi recomendable tener cierta rutina. Buscar la diversidad en nuestro día a día es muy positivo, pero no a toda costa. El querer destacarnos de los demás nos permitirá profundizar en nosotros mismos, pero tampoco debemos hacerlo a cualquier precio.

De hecho, lo más probable es que las vidas más intensas y destacadas lo hayan sido por pura necesidad, no por un deseo intrínseco de buscar esa existencia plena. Cuando alguien pasa por un montón de trabajos, viaja mucho y cambia constantemente de lugar de residencia hay una historia muchas veces compleja detrás. Es el caso de Maya Angelou, una celebridad afroamericana nacida hace casi un siglo en St Louis, que se convirtió en todo un icono de la cultura norteamericana en la segunda mitad del siglo XX. Y lo hizo sobreponiéndose a todo tipo de adversidades, luchando por demostrar su talento y su valía en un mundo en el que una mujer negra no era tenida en cuenta. Maya abrió muchos caminos para todas las que llegaron después, como la propia Oprah Winfrey ha reconocido en numerosas ocasiones. Se convirtió en reportera, poetisa y activista por los derechos humanos, pero también fue cocinera, bailarina, cantante e incluso prostituta. Angelou llevó con orgullo todos aquellos oficios hasta el día de su muerte, en 2014. Su legado continúa siendo recordado a día de hoy no solo por todo lo que ha influido en la cultura moderna, sino también por la valentía que siempre demostró al tratar todo tipo de temas con la verdad por delante.

Una joven de origen humilde

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Maya Angelou nació con el nombre de Marguerite Anne Johnson, en la ciudad de St Louis, Missouri, en 1928. A pesar del origen humilde de su familia, la joven dispuso de posibilidades para estudiar y siempre fue apoyada por su madre en ese sentido. Sus padres se divorciaron cuando ella era apenas una cría, y tras volver con su madre, fue violada por el nuevo novio de esta. El hombre murió poco después asesinado, presuntamente por algunos familiares de Angelou. La joven, que en aquel momento contaba tan solo con ocho años, decidió dejar de hablar voluntariamente, ya que pensaba que su voz podía matar a la gente. Fue entonces cuando comenzó a centrarse en la lectura y la literatura, llenando sus horas de libros interesantes y de ideas que, posteriormente, la convertirían en la mujer que estaba destinada a ser.

Su experiencia como trabajadora sexual

Siendo todavía adolescente, Maya se mudó con su familia a California, donde terminó sus estudios. Allí comenzó a trabajar en diferentes puestos, como conductora de vehículos, cocinera y limpiadora. Al mismo tiempo conoció a un chico y tuvo relaciones con él. Fruto de aquel encuentro nacería su hijo Guy. Maya, que por entonces tenía dieciséis años, recibió el apoyo de su madre para cuidar a su bebé, pero pasó por una época terrible. Llegó incluso a prostituirse para poder sobrevivir, y en algunos momentos también se convirtió en proxeneta para otras chicas. Abiertamente feminista y luchadora por los derechos sociales, Angelou nunca ha escondido su pasado como trabajadora sexual. De hecho, afirma que aunque no se siente del todo orgullosa, tampoco cree que deba ocultarlo. Según ella misma reconoce, es bueno mostrar a las nuevas generaciones que todos cometemos errores, y lo importante es saber superarlos.

La joven consiguió algo de dinero y pudo mudarse con su hijo a otra ciudad. Se casó en un par de ocasiones, pero siempre acababa divorciándose. Consiguió trabajo como bailarina y cantante de calypso, llegando a grabar discos y apareciendo incluso en películas. Viajó por Europa, aprendió idiomas y terminó viviendo en África, donde se hizo más potente su deseo de luchar por los más desfavorecidos. Convertida ya en un referente para la comunidad afroamericana volvió a Estados Unidos y publicó su primer libro, una especie de autobiografía novelada en la que hablaba sobre su adolescencia y juventud como mujer afroamericana. Aquel volumen, Yo sé por qué canta el pájaro enjaulado, la convirtió en toda una estrella. No había muchas mujeres negras que hubiera expuesto así sus vidas, pero Angelou era especial.

Su fama como escritora

Cuando lanzó su primer libro, Maya era ya una mujer madura, por encima de los 40, y había vivido mucho más que la mayoría en toda su vida. Los editores de Penguin Random House entendieron que tenían a un auténtico diamante en bruto en sus manos, y le permitieron seguir escribiendo sobre lo que ella deseara. Tomando el ejemplo de algunas de sus autoras más queridas, Angelou decidió lanzar también libros de poemas, en los que demostraba una exquisita sensibilidad. Nadie escribía como ella, y eso se puede comprobar en los siete volúmenes autobiográficos que editó en vida, desarrollando una de las carreras más importantes y también originales del panorama literario norteamericano. De hecho, durante muchas décadas fue prácticamente la única escritora negra célebre en el país.

En los 70, 80 y 90 la carrera de Angelou se diversificó de manera sorprendente. Compuso canciones para la popular cantante Roberta Flack, colaborando también con otros músicos de soul y R&B posteriormente. Escribió guiones para teatro y también para televisión, e incluso llegó a dirigir una película, uno de sus sueños más ansiados. Durante todo ese tiempo siguió publicando libros, tanto de poesía como de ensayo y novela, pero eran sus autobiografías las que realmente generaban el mayor interés en el público. La figura de Maya resultaba fascinante no solo para la comunidad afroamericana, sino para cualquier norteamericano que tuviera el valor de profundizar en aquella realidad tan devastadora que era la del racismo.

Siempre luchando por los derechos civiles

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Desde bien joven Maya demostró ser una líder nada en cuestiones de activismo social. Su propia vida la había “empujado” a defenderse a sí misma y a los suyos en situaciones injustas. Desde adolescente, las lecturas de autoras negras y feministas abrieron en su mente un nuevo universo de posibilidades. Fue una luchadora incansable por los derechos civiles, y la muerte de Martin Luther King el día de su cumpleaños la dejó devastada durante meses. Estuvo en África como corresponsal y mostró al mundo las miserias de las ciudades de aquel continente, devastado por el imperialismo europeo. También luchó contra el apertheid y se mostró favorable a Castro en sus primeros años, aunque moderó su postura posteriormente. Fue criticada por ciertos sectores conservadores precisamente por sus ideas de “izquierda radical”, en un país en el que el socialismo siempre ha estado muy mal visto. Pero la figura de Angelou se ha sobrepuesto a todo para llegar a nuestros días convertida en un icono cultural.